miércoles, 25 de marzo de 2009

Ayer casi me olvidé de ti.


Ayer casi me olvidé de ti.
Estaba en mi cama mirando por la ventana.
Sabes que desde que me mudé a este lugar lo único que hago es mirar por la ventana. Ver cómo los días pasan.
Una escena normal.En realidad, todo es normal aca. Y aburrido.
La gente es normal; sus perros son normales, sus caras, los gestos que dibujan, sus cortinas, sus hipotecas; todo es normal acá.
Solo era un viejo.Un viejo normal; de esos que se detienen frente a las vidrieras sin intención de comprar nada; solo para pensar en que harían si se compraran algo. Solo era eso; un viejo mirando libros en el puesto de enfrente.
Y de repente se desmayó. Todos alrededor se pusieron histéricos, intentaron darle respiración boca a boca, tomarle el pulso; esas cosas inútiles. Luego vino la ambulancia.
Apenas vi la mirada del pobre viejo, supe que tú habías tenido algo que ver. En su órbita blanca vi esa mirada tuya. Esa que les dedicas a todos al final.
Te odio, ¿Vos lo sabes no? No podes dejarme un día tranquilo. Te diste cuenta de que me estaba olvidando, de que ya había dejado de pensar en las pastillas y en las enfermeras; de que me estaba olvidando de que me persigues…
Y viniste sólo para llevarte al pobre viejo enfrente de mí… para que no te olvidara.
¿Qué es lo que te hice? ¿Alguna vez te reproché algo, cuando te llevaste a mis amigos y a los no tanto? Mas, hasta intente no prestarte atención, y asentía resignado cuando sabia que venias por alguien que quería.
Y ahora vienes por mí, desgraciada… Me dejaste último… sólo, para que sufriera más en la soledad.
Y pensar que ayer casi me olvidé de ti.



ilustraciones por Pablo Betas.

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